Colocación del ladrillo

Antes de proceder a la colocación del ladrillo, hay que comprobar que la superficie de apoyo está perfectamente limpia y nivelada, de manera que permita el correcto arranque de la fábrica. Las posibles irregularidades que presenta el plano de apoyo se pueden repasar retacando con mortero.

Se sitúa el hilo de la mira coincidiendo con la arista superior de la hilada que se vaya a ejecutar, sirviendo de referencia para garantizar la horizontalidad de la misma.

Con objeto de lograr la máxima homogeneidad en dimensiones y color, se recomienda utilizar ladrillo de dos o tres paquetes a la vez, cogidos en tandas escalonadas.

Los ladrillos se colocan siempre a restregón. Para ello, se extiende sobre el plano de asiento, o la última hilada, una tortada de mortero en la cantidad suficiente para que el tendel y la llaga resulten de las dimensiones especificas (unos 4 ó 5 cm), y se iguala con la paleta.

 

El ladrillo se sitúa sobre el mortero a una distancia horizontal respecto del ladrillo contiguo de la misma hilada, anteriormente colocado, aproximadamente del doble espesor de la llaga. Se aprieta verticalmente al ladrillo y se restriega, acercándolo al ladrillo contiguo ya colocado, hasta que el mortero rebose por la llaga y el tendel, quitando con la paleta el exceso de mortero.

Para realizar correctamente la colocación es imprescindible aportar una cantidad de mortero suficiente para que colmate los tendeles y las llagas según los espesores especificados en el proyecto y replanteo: una ejecución deficiente provoca la penetración del agua de lluvia hacia el intradós del muro. Si alguna junta queda insuficientemente rellena hay que repasarla con más mortero y presionar con la paleta.

Es contraproducente mover o golpear los ladrillos después de efectuar la operación de restregón y los movimientos iniciales de nivelación y alineación. Una vez comenzada la interacción entre los materiales, los golpes y movimientos rompen los enlaces químicos y las piezas ya no se vuelven a adherir bien al mortero. Si fuere necesario corregir la posición de algún ladrillo, hay que retirarlo quitando también el mortero.

En el proceso de colocación de los ladrillos es importante evitar el movimiento de vaivén en el sentido perpendicular al muro puesto que, si se redondea la capa de mortero cuando éste aún no ha endurecido, se reduce notablemente la capacidad portante de la fábrica, sobre todo en presencia de cargas excéntricas. Este efecto se aprecia de manera sensible en muros muy esbeltos.

Una vez ejecutada la primera hilada se levanta el hilo situándolo en la siguiente marca, se nivela y se procede a la colocación de la segunda hilada, y así sucesivamente.

El intervalo de tiempo entre la operación de aplicar el mortero y situar las piezas supone un factor que condiciona la adherencia de la hilada que se coloca respecto a la inferior. El agua del mortero dispuesto en el tendel es absorbida por la hilada sobre la que se asienta y se reduce el flujo hacia las piezas superiores cuanto más tiempo transcurra. Lo más aconsejable es reducir los intervalos de puesta de las piezas al mínimo.

Las fábricas se deben levantar por hiladas horizontales en toda la extensión de la obra, siempre que sea posible. Cuando dos partes de la fábrica hayan de levantarse en épocas distintas, hay que dejar escalonada en sentido ascendente la que se ejecute primero, de forma que la que se realice posteriormente monte sobre el escalonado. Cuando esto no es posible, se pueden disponer entrantes y salientes.

Limpieza del ladrillo

El limpiador tradicional para las fachadas de ladrillos es el ácido clorhídrico. La mayor parte de los limpiadores contienen este ácido en su composición. Su función principal es disolver el cemento de la mezcla de mortero. Tiene pocos usos alternativos y en muchas situaciones con presencia de manchas de otro tipo NO DEBE SER UTILIZADO solo utilizar donde haya restos de mortero y evitar que toque la llaga.

Concentraciones máximas recomendadas:

En el caso de ladrillos de colores claros la recomendación es de 1 parte de ácido a 20 partes de agua. En el caso de los blancos, es aconsejable el uso de base neutra.

Para el resto de ladrillos de arcilla es de 1 parte de ácido por 10 partes de agua.

Requisitos de Seguridad

Todos los ácidos y limpiadores especializados son peligrosos. Los usuarios están obligados por ley a:

Obtener una copia de la ficha de seguridad del fabricante (MSDS) para todos los productos químicos utilizados en la realización de su trabajo y de usar solamente el producto de acuerdo con las instrucciones de la hoja de datos de seguridad del producto.

En particular, se le recuerda que el ácido clorhídrico se clasifica como corrosivo. Se deben seguir todos los pasos indicados para su uso de la Hoja de Datos de Seguridad del producto.

Para evitar lesiones personales a los usuarios les indicamos algunas recomendaciones:

Usar todo el equipo necesario de seguridad que se detalla en la Hoja de Datos de Seguridad, incluyendo, gafas o máscara facial, guantes y ropa de protección tal como se aconseja.

Verter ácidos en el agua, y no al contrario. Esto evita las salpicaduras de ácido altamente concentrado sobre el operario.

Si un limpiador es salpicado por el ácido sobre la piel, se debe limpiar inmediatamente con agua limpia y/o para mayor eficacia con una solución de bicarbonato de sodio y agua que va a neutralizar el ácido. Se debe buscar atención médica respecto a cualquier lesión causada por el uso de productos químicos.

Los vertidos y derrames de productos químicos han de ser tratados de acuerdo con la recomendación contenida en la Hoja de Datos de Seguridad.